jueves, 3 de marzo de 2011

La puerta negra


La ventana estaba abierta y la curiosidad hizo el resto. Se planteaba un juego que era un reto apetecible y sin pensarlo dos veces empezó a recorrer los laberintos de pasillos y puertas. En principio la cautela no dejaba mucho movimiento,las puertas cerradas reducían el espacio a los largos y recargados pasillos. Repetidas idas y venidas por ellos acabaron conduciendo a una última puerta, negra y tentadora. Dudaba si sería apropiado abrirla. Pensó en girar el pomo y cerciorarse de que no podía entrar,pero sin darse cuenta,por pura rutina,golpeó con los nudillos en espera de contestación. Nada. Nadie respondía al otro lado. Impaciente golpeó con más fuerza y según lo hacía,escuchó una voz lejana preguntar quien llamaba. Desechando responder un "yo"le salió del alma "¿podría ayudarme?". Otra vez silencio. Sintió acercarse unos pasos con ritmo,seguros y el pomo empezó a girar. Esos segundos erizaron su piel,¿sería bien recibida?,el corazón palpitaba fuerte y sus piernas temblaban. Tras la puerta asomó una sonrisa y una mano ofrecida para estrechar la suya. Respiró hondo e intentó que no se notara su nerviosismo. Conocía ese rostro y la vergüenza ruborizo sus mejillas. ¿Que puedo hacer por ti? preguntó amablemente. No la había reconocido. Tragó saliva y mintió "no se como continuar mi camino¿me indica por favor?". Sin dejar de sonreír le indicó una pequeña puerta verde,por donde salir del laberinto. Al marchar le dio las gracias, pero no le confesó su osadía.

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